En 1606 los editores milaneses Girolamo Bordoni y Pietro Martire Locarni sacaban de sus prensas la Prattica mavale dell’artiglieria, obra de Luis Collado, un militar español que había servido durante varias décadas en Italia. En la dedicatoria al mecenas de la edición, el príncipe Federico II Landi, justificaban su publicación en estos términos:
Ma fra quelli, che dati all'Arte Militare; secondo che di ordinario si mira quella natione più inchinata; habbiano anco hauuto spirito à particolare scienza, l'uno è stato a' giorni nostri LVIGI COLLIADO; che quafi Arbore trapiantato nella Italia nostra perfettionandosi; alla professione Soldatesca tanta altra buona disciplina à quella pertinente aggiunse, che meritò d'esser tenuto de' primi Ingegneri, che viuessiero nel suo tempo: Et applicando il pensiero al maneggio fra l’altre cose, della più importante Machina, che s'adoperi nella Guerra; così seppe descriuere vna buona PRATTICA MANVALE D'ARTIGLIERIA; che venne à lasciarsi adietro quanti prima di lui di tal materia hauessero trattato. Fece egli viuendo imprimere l'vtilissimo suo libro nella sua natural fauella Spagnuola; poi vedendo, che Italiani erano la maggior parte quei che maneggiano l'Artiglieria, come che tutti ciò desiderassero; hebbe voglia anch'egli, che se ne facesse la traductione; E noi persuadendoci di far cosa gioueuole à tutti gl’intendenti del mestiere, volessimo darci pensiero d'hauer nelle mani così ciò, che si trouaua impresso in lspagnuolo, come altra parte, che ci hauea [sic] aggiunto non ancora veduta alle Stampe in essa lingua: per far’il tutto ridurre nell'Idioma nostro, e per mandar’in luce tutto il libro compiuto; come per gratia del Signore ci è riuscito; non hauendo in ciò tralasciato alcuna sorte di spesa, per accompagnarlo ancora di tante, et tante segnalate figure, che vi habbiamo posto, secondo la mente dell'Autore.
En dicha exposición de motivos se entremezclan las certezas con toda una serie de medias verdades cuyo estudio son la esencia de este artículo. Entre las certidumbres insoslayables destaca el hecho de que Luis Collado fue el principal tratadista artillero de la Europa siglo XVI. Incluso tras la aparición de otras obras en español de autores como sus prestigiosos camaradas Cristóbal Lechuga (1611) y Diego Ufano (1612), su Platica manval de artillería (1592) era un referente plenamente vigente. Buena prueba de ello la da el catalán Francesc Barra, maestro de Artillería de la milicia barcelonesa –la conocida Coronela– y autor del Brev tractat de artilleria recopilat de diversos avtors (1643), en que Collado es el tratadista que, con diferencia, más veces aparece citado de forma explícita entre todos ellos.(1)
Otra de las verdades incuestionables es, que años atrás, Collado había publicado su Platica manval de artillería, que, aunque en la cubierta se lee que fue impresa en 1592, lo cierto es que no acabó de imprimirse hasta entrado el año siguiente. Ahora bien, cuando Bordoni y Locarni agradecen al príncipe Landi haber costeado el cuantioso gasto que ha supuesto la edición (tanto la traducción al italiano como la ejecución de los numerosos grabados que la ilustran) omiten una serie de detalles significativos. El primero de ellos es que justifican la publicación dado lo bien acogida que sería la obra entre los numerosos artilleros italianos. Sin embargo, dos décadas atrás (incluso mucho antes de la aparición de la edición en español) ya se conocía una versión italiana con el título casi homónimo de Pratica manvale di arteglieria (1586). Sin embargo, la posterior edición española no es una mera versión de la precedente italiana sino que es mucho más amplia en contenidos. Tal como se evidencia en el anexo de este artículo, excepto alguna peculiar excepción, el contenido de los siete tratados de la Prattica manvale dell’artiglieria de 1606 deriva, bien de capítulos ya publicados en la versión italiana dos décadas atrás (mejorados algunos con comentario aclaratorio o explicativo e ilustraciones), o bien son traducciones de textos españoles, en algún caso con alguna postilla adicional, no contenidos en la edición italiana anterior. Así, tal y como se analizará, excepto la de la portada, todas las xilografías que ilustran la obra ya fueron empleadas en la anterior versión española. Por tanto, cabe concluir que Bordoni y Locarni ocultaron dicha información a su mecenas a fin de engordar los beneficios provenientes de la subvención principesca.
Sin lugar a dudas, una cuestión merecedora de un concienzudo análisis es el italiano de Collado y su posible evolución. Como se ha estudiado con detalle en otro trabajo, la versión italiana de 1586 es obra de Collado, aunque es una interpretación transcrita por un amanuense nativo. En los años ochenta del siglo anterior, tras más de dos décadas de servicio en Italia, Collado era un italohablante con un extenso dominio del registro oral acreditado por su conocimiento de los modismos propios de la profesión en dicha lengua. Sin embargo, sus competencias por escrito eran escasas por su desconocimiento de la ortografía italiana. Ahora bien, en este trabajo se pretende aquilatar sus habilidades en este campo a partir de los nuevos textos en italiano que aparecen en 1606, y más cuando al describirle los editores aluden a este andaluz de Lebrija asimilándolo a un árbol trasplantado en suelo italiano. ¿Mejoró en dicha habilidad Collado a lo largo de las dos décadas que distan entre ambas ediciones italianas?
Por último, los editores, en el fragmento transcrito de la dedicatoria, dan cuenta del deseo de Collado de llevar a cabo este proyecto editorial y afirman que han seguido escrupulosamente las indicaciones del autor. De aquí se podría inferir un trabajo compartido entre ellos lo que en modo alguno fue cierto. En dicha dedicatoria, aunque no explícitamente, se alude al deceso de Collado al aludir a él en tercera persona del singular del passato prossimo italiano (è stato), equivalente a nuestro pretérito perfecto compuesto. Así se expresa su muerte por el verbo en un momento anterior al presente que supone un proceso no concluido hasta la impresión de la obra. No es una mera conjetura a partir de retorcer el tiempo verbal utilizado del verbo stare. En 1604, dos años antes, Camila Collado, hija del autor fallecido, elevó un memorial a Felipe III solicitando una ayuda en virtud de los servicios del «Cap[itán]n Luis Collado i[n]gen[i]ero q[ue] fue de v[uestra] mag[estad]».(2) Al año siguiente, concretamente en marzo de 1605, el marido de Camila, el alférez Pedro del Castillo Quiroga, solicita, tras haber sido reformado en su empleo (es decir, haber perdido su destino en Italia y con ello, una parte sustancial de su salario) (3) poder volver a España, lo que se le concede.(4) Esta suma indiciaria confirma la hipótesis central de este artículo: no existió un vínculo tan estrecho entre Collado y los editores, ya que estos negociaron con la heredera, antes de dejar Italia, la adquisición de los papeles y otros materiales en poder de su padre tras su muerte. En 1641, nada menos que treinta y cinco años más tarde, Giovanni Battista Bidelli reeditaba la obra en la imprenta milanesa de Filippo Ghisolfi. Una reedición en la que se cae en los mismo errores que la original de 1606, tal y como se aprecia en la figura 1. Ello atestigua que, pese a que la heredera de Luis Collado abandonó Italia con su marido, las planchas xilográficas permanecieron en Milán hasta que mucho tiempo después Bidelli pudo adquirirlas.
1592
1606
1641
Figura 1. La Prattica manvale de 1641 es una reedición de la obra que se estudia. Incluso copia los errores, montando al revés este grabado de unas rudimentarias bombardas. Fuente: Collado, 1592: 6v; 1606: 17; 1641: 17.
Para poder estudiar la técnica de traducción de los textos españoles publicados años atrás, cabe describir, aunque sea muy sucintamente, el método utilizado por Collado en la primera versión italiana de su obra, surgida de las prensas venecianas dos décadas atrás respecto a la edición estudiada. Dicha obra proviene de la traslación de lo que he definido en un trabajo anterior como el manuscrito alfa; esto es, un primer texto en español, hoy perdido, cuya versión italiana se imprimió en 1586. Sin embargo, la edición en español seis años más tarde no es la impresión del citado manuscrito alfa. Ya he demostrado en un trabajo anterior que los textos de dicho manuscrito fueron mejorados, añadiéndole nuevos capítulos que no aparecen en la Pratica manvale di arteglieria. Precisamente, este añadido es la parte más sustanciosa –salvo algunas excepciones que se estudiarán pormenorizadamente– de los textos traducidos para la edición italiana de 1606, tema de este estudio.
Como ya se ha dicho, a mediados de los años ochenta del siglo XVI, la expresión oral de Collado en italiano era más que aceptable, aunque su conocimiento de la ortografía dejaba mucho que desear. A fin de publicar su ópera prima en italiano, Collado hizo una interpretación a la vista del manuscrito alfa, transcrita luego por un hablante nativo. El resultado fue un texto meta en italiano caracterizado por una considerable reducción semántica y sintagmática. Además, el texto en español publicado por Collado se caracteriza por abundantes referencias a la Antigüedad, circunstancia que se atenúa en gran medida en su precedente publicado en italiano.
Dicho método es también empleado en los textos de los capítulos específicamente trasladados al italiano para la edición de 1606. Nuevamente se da un fenómeno que aúna la reducción de la exposición a lo sustancial al tiempo que se eliminan referencias eruditas. Ello se aprecia paradigmáticamente en muchos de los capítulos del tratado primero, los cuales son un repaso histórico del origen de la artillería y sus precedentes neurobalísticos, caracterizados estos últimos, precisamente, por las máquinas de las legiones romanas. Como se aprecia con detalle en la figura 2, en el capítulo dedicado a la catapulta, a excepción de la referencia inicial al libro sexto de la Naturalis historia de Plinio el Viejo, las restantes informaciones tomando como referencia a Tito Livio o a Virgilio son suprimidas en la versión estudiada.
1592
1606
Figura 2. El capítulo dedicado a la catapulta es una traducción de la versión española, aligerado de comentarios eruditos, los cuales aparecen marcados en rojo. Puede apreciarse, además, la rotación del grabado relativo a los dardos incendiarios. El cotejo de la plumas estabilizadoras documenta que se trata, pese al volteo, de la misma plancha xilográfica. Fuente: Collado, 1592: 3-3v; 1606: 6-7.
Precisamente, el análisis en detalle de este capítulo dedicado a la catapulta permite una reflexión sobre la traducción de las ilustraciones, cuando la rotulación trasciende lo indicativo para ahondar en lo explicativo. Dicha circunstancia obligaba a traducir muchos de los textos de los grabados al italiano. Ello ya se había dado de forma inversa al publicar la obra en español; esto es, la rotulación xilográfica original en italiano fue alterada con el fin de traducirla. Este mismo proceso volvió a darse para revertir dicha traducción en aquellas planchas de madera utilizadas en 1586 como para rotular en italiano las numerosas xilografías originales de la edición española. Ello sucede, precisamente, en uno de las dos grabados que ilustran el mencionado capítulo dedicado a la catapulta. La práctica más habitual (tal y como se aprecia en la figura 2) era italianizar las palabras agregando tipos metálicos o lijando el relieve xilográfico a fin de borrar alguna letra. En este caso, en vez de retocar el rótulo en versales «DARDOS DE FVEGO ARTIFICIAL», se decidió limar por completo el relieve xilográfico e incrustar en tipografía («DARDI DI FVOCO ARTIFICALE», esta vez en capitales) rotando 180º la figura. Como se puede apreciar, alineando las plumas estabilizadoras de las dos flechas incendiarias de ambos grabados, resulta que las cuatro barbas son idénticas. Ello prueba que ambos grabados provienen de la misma plancha xilográfica. Dicha rotación, curiosamente, vuelve a darse en este primer tratado que versa sobre aspectos históricos de la artillería (tal y como se aprecia en la figura 1, relativa a las primitivas bombardas) donde aparece la rudimentaria cureña de madera de una de las piezas por encima del tubo.
Sin embargo, la traducción del rotulado explicativo de los grabados no fue completa. El análisis de esta peculiar casuística permite concluir que, además de la negligencia del editor, también se dejaron tal cual aquellos enunciados que Collado dejó sin traducir y que eran de difícil traslación que para un editor sin profundos conocimientos militares. En un trabajo anterior se ha constatado que las xilografías de la edición italiana anterior fueron realizadas a partir de dibujos rotulados en español anejos al manuscrito alfa. Descripciones que el tratadista hispano tradujo de su puño y letra al italiano, escribiendo los rótulos en lápiz sobre el mismo papel original, u ofreciendo una nota adjunta con una peculiar traducción no demasiado correcta desde un punto de vista ortográfico. Sin lugar a dudas, para la edición de 1606, también dejó, póstumamente, dichas notas o glosas en que se da, incluso, un proceso de retraducción combinado con el descuido. Similar desaliño aparece también en varios de los grabados que ilustran la edición salida de imprenta dos décadas atrás. La más ilustrativa de todas ellas es la relativa al terciado de un cañón de batería (como puede apreciarse en la figura 3), cuyo título aparece en español y los cuatro términos pertenecientes a diversas partes del cañón aparecen todos ellos escritos con faltas de ortografía. Tras alterarse la plancha xilográfica con tipos de metal para ser traducida al español para la edición de 1592, esta fue retraducida al italiano e impresa en 1606. Del cotejo entre la terminología de las partes de dicho cañón, se infiere que Collado mejoró a lo largo de los años su ortografía italiana.
1586
1592
1606
Figura 3. Detalle comparativo del terciado de un cañón de batería. La xilografía parte de un dibujo en español perdido, aunque el título («Cañon de Bateria»), por omisión, nunca fue traducido al italiano. Las escuetas traducciones al italiano fueron hechas por el propio Collado, apreciándose una mejor ortografía en la segunda traducción. La plancha original surgida del dibujo de Collado (1586: 41v) fue alterada al traducirse al español (1592: 29v) y nuevamente modificada con la misma técnica al ser retraducida al italiano 14 años después (1606: 98).
Ahondado en las peculiaridades que presentan los grabados impresos en 1606, como se aprecia en la figura 4, merece la pena mencionar la ilustración relativa a la diferencia entre el «tiro a ras de ánima» y «el tiro a ras de los metales», original de la edición española, donde tan solo fueron traducidos los enunciados principales, desatendiendo las restantes inscripciones. Ello puede considerarse un atisbo de que Collado estaba preparando esta nueva edición de su obra cuando la muerte le sorprendió, aunque por sí solo es un indicio muy débil ya que pudo ser un mero desliz.
1592
1606
Figura 4. Arriba a la derecha, en 1606, se pueden apreciar los rótulos no traducidos. Fuente: Collado, 1592: 42; 1606: 126.
Sin embargo, no es la única lámina en que se entremezclan las inscripciones en italiano con rótulos explicativos que no fueron traducidos y que aparecen en español en la edición de 1606. Este es el caso de la figura 5, la cual ilustra un ataque a una fortificación mediante minado.
1586
1606
Figura 5. Ambos grabados ilustran un ataque mediante minado contra una fortaleza. El problema es que la edición de 1606 mezcla la traducción del grabado de la versión española de 1592 con el texto de 1586. Así el objetivo A no es un baluarte, tal y como se dice en el texto, sino un paño de muralla entre dos baluartes. Fuente: Collado, 1586: 73; 1606: 211.
Otro detalle se aprecia en la figura 6, perteneciente al capítulo relativo a la confección de lo que hoy sería una curiosa granada de fragmentación cuya metralla se compone de varias ristras de balas de arcabuz. El texto parte de la copia del capítulo homólogo de la edición italiana impresa dos décadas atrás, aunque se intercala un larguísimo comentario adicional explicativo de la figura inserta. Esta ilustración no proviene de dicha edición sino que es original de la posterior española, con lo que fue traducida, aunque de una forma deficiente. En ambas ediciones precedentes, Collado (1586: 86v-87; 1592: 85) utiliza en italiano el término plural «balle armate», equivalente al español en singular «bala armada», aunque también usa para referirse a dicha granada la expresión «bala enramada», como figura al rotular el grabado explicativo. El problema se suscita al ver que el grabado de 1606, proveniente de la modificación de la xilografía hecha para la edición española, se traduce enramada macarrónicamente como inramada y no armata, tal y como se le nombra únicamente en la edición italiana anterior. Lo más factible es suponer que tuvo que ser un lapsus del operario de la imprenta que alteró la plancha xilográfica al italianizar el grabado, muy posiblemente por una deficiente lectura de la traducción propuesta por Collado.
1586
1606
1592
1606
Figura 6. Incorporar grabados propios de la edición española suponía, además de traducir sus rótulos, agregar los textos explicativos, como en los dos casos aquí presentados. Fuente: Collado, 1586: 87; 1592: 85v; 1606: 288-290.
La mención a esta peculiar granada permite retomar la cuestión de la evolución de los conocimientos ortográficos de Collado en italiano. Así, mientras dicho proyectil es descrito como balla en el texto de 1586, dos décadas después se corrige su grafía al aparecer como palla. Si como parece, el editor no se aventuró a traducir algunos de los rótulos de los grabados que ilustran la obra, de ello se infiere que las traducciones del español al italiano que aparecen en dichas ilustraciones parten de las incompletas instrucciones que al respecto dejó Collado y que los editores (en la dedicatoria de la obra) manifiestan explícitamente haber seguido.
No es el único caso de este tipo, ya que como se aprecia en la figura 7, Collado estudió la relación entre la tipología de la munición (en el mundo de las armas de ánima lisa y pólvoras negras esta se definía por el peso del proyectil en libras) y su calibre, tal y como se realiza hoy en día. Esta cuestión la aborda en el tratado IV, capítulo 32, que, sustancialmente, es la copia del capítulo XCVIII de 1586 al que se le añaden una serie de coletillas, además de una ilustración adicional. Todas estas adendas provienen de la edición española. En este sentido, merece especial el mencionado grabado, en el cual se compara la proporción geométrica entre un proyectil de dos libras y otro de una. Lo curioso para el caso es que, nuevamente, en dicho grabado el término original bala (en español) aparece traducido como pala. Ello sugeriría que Collado enmendó uno de los errores de la anterior edición italiana, en la que se escribe balla millares de veces, en vez de palla al aludir a un «Corpo di figura rotonda», según define coetáneamente el primer diccionario de la Accademia della Crusca (1612: 587). Dicha corrección se extiende a las numerosísimas ocasiones en que aparece en el cuerpo del texto, lo que demuestra que fue una de las instrucciones que Collado dejó por escrito y en la que sus editores se aplicaron. Ello demuestra que, con el paso del tiempo, Collado había asimilado que el susodicho término debía pronunciarse ensordeciendo el fonema oclusivo; esto es, escribiendo la letra p en vez de la b. Si, como se confirma, la subsanación de dicho error ortográfico parte de una instrucción dejada por el difunto autor, en ambas figuras (a diferencia del cuerpo del texto) aparece el término pala en vez de palla, su correcta ortografía. Ello podría delatar a primera vista que la mucho más extendida geminación del italiano respecto a su español nativo seguía siendo una de las asignaturas pendientes de Collado. Sin embargo, al confirmarse que dicha circunstancia no se da en el cuerpo de texto, parece más un desliz del operario de la imprenta que modificó las planchas xilográficas: lijó la panza inferior de la B para convertirla en P, pero se olvidó de añadir una ele en ambos casos.
1592
1606
Figura 7. Ejemplo de traducción de una plancha xilográfica lijando el relieve de madera. Fuente: Collado, 1592: 69v; 1606: 191.
Si algo delata la inconclusión de la edición póstuma de la obra de Collado en 1606 es su estructura. Tal y como se lee en el texto de la dedicatoria ya transcrito, los editores manifiestan que esta es una versión sustancialmente ampliada de la impresa en español años atrás. Y así parece a simple vista, dado que mientras la española tiene cinco tratados, en la posterior de 1606 hay dos tratados más. Sin embargo, el cómputo por capítulos pone en cuestión la idea inicial. La edición prínceps publicada en 1586 consta de 127 capítulos que constituyen una versión reducida respecto a los 168, divididos en cinco tratados, de la edición española salida de la imprenta a principios de la década siguiente. La Prattica manvale dell’artiglieria publicada 20 años después que la príncipe (aunque está compartimentada en más tratados que la versión española, concretamente siete), reduce el número de capítulos a 163; esto es, hay cinco capítulos menos que en su homóloga española. De un primer nivel de análisis de las cifras se inferiría que hubo una serie capítulos de la precedente Platica manval de artilleria que Collado no llegó a traducir. Si se pasa de lo cuantitativo a lo cualitativo, el análisis de contenidos permite aquilatar dicha idea en mayor medida si cabe, ya que hay hasta cinco capítulos insertos en el tratado séptimo que no constan en la edición española. Se trata de tres breves capítulos que tratan de las tareas de los oficiales mayores de la Artillería; concretamente, el Contador, Veedor General y Pagador, que se intercalan exentos y sin numerar entre el séptimo y el octavo ragionamento o siesta, si se toma la denominación en la edición española. Peculiar manera de secuenciar el capitulado de dicho tratado séptimo que, salvo las excepciones aquí estudiadas, es una traducción de las 16 siestas del tratado quinto en español. Estos tres capítulos son una copia casi exacta de sus homólogos VI, VII y VIII de 1586, aunque a fin de transformarlos en un diálogo (lo que caracteriza dichos razonamientos a diferencia de los restantes capítulos), en este caso entre un General de Artillería y su Teniente, se toma el texto original de 1586 como la plática de este último oficial, mientras que se agregan en la edición de 1606 una serie de coletillas a fin de introducir a su jefe como interlocutor.
Estos capítulos libres y no seriados ordinalmente entre dos ragionamenti que sí lo están (el 7º y el 8º) delata que se siguieron las indicaciones póstumas del autor de agregarlos como diálogos. Existe, sin embargo, un importante error en la estructuración y secuenciación del discurso. Los capítulos libres deberían ser una adenda a la siesta 7ª de 1592 (que acaba en su posterior versión italiana con un «ma seguitate Signor inanzi & informateui del officio del Contadore» (Collado, 1606: 328)), y no la suerte de limbo que se produce entre los dos citados ragionamenti. Los otros dos capítulos no seriados de dicho tratado séptimo son los dos últimos, los cuales no son siestas sino el capítulo CXXVII y último de 1586 (ausente en la edición española) que es segregado en dos partes.
Además de que una buena parte de los contenidos exclusivos de la versión española fueron traducidos, se nota claramente que dicha edición fue el eje vertebrador de la Prattica manvale dell’artiglieria de 1606, incluso cuando se da la circunstancia de que los textos provengan de una copia de la edición prínceps italiana de 1586. Paradigmática es la estructura de los capítulos 28 y 29 del tratado tercero: si bien ambos textos son prácticamente una copia del capítulo LXIV de 1586, dicha transcripción fue adaptada a la estructura de la versión española, que, al igual que edición de 1606, divide la exposición en dos capítulos (el 9 y el 10) insertos en su tratado tercero. Y no solo eso. Aunque se copió el texto de 1586, los datos sobre alcances artilleros que presenta se cotejaron con la versión española. Así Collado (1586: 51v) hace alusión a un tiro experimental realizado con un falconete de 4 libras «che per il raso dell'anima mi tirò passi 200. [sic] in circa, & tirando per il raso dei metalli, mi tirò 430. [sic] passi communi». Sin embargo, seis años después, el propio Collado (1592: 41v) corrigió los resultados de dicho falconete al manifestar que «por el raso de el anima me tiro poco mas de 250. [sic] passos, y tirado otro tiro por el raso de los metales me tiro 440. [sic]». Lo sorprendente es el resultado obtenido en la edición estudiada: «che per il raso dell'anima mi tirò passi 250. in circa, & tirando per il raso dei metalli, mi tirò 440. passi communi» (Collado, 1606: 123). Como puede apreciarse, copia el texto italiano pero introduce una corrección de alcance propia de la edición española. Ahora bien, los datos de alcance de ambos disparos le sirven a Collado para plantear un problema: dado que ambos ángulos de tiro son muy pequeños (uno es 0º y el otro es punto en blanco), ¿cómo tirar contra un objetivo a una distancia intermedia? A tal fin, en la edición española, dentro del intervalo entre 250 y 440 pasos, Collado (1592: 41v-42) se pregunta en el citado capítulo IX «como seria à 300 passos» de alcance, insistiendo en el siguiente capítulo en una distancia «en medio del un tiro, y de otro, como seria à 300 passos». Lo curioso es que, en la Prattica manvale dell’artiglieria aquí estudiada, al aludirse a dicha cuestión en los citados capítulos 28 y 29, a diferencia del texto español se afirma que dicha distancia «che fosse tra l'vn tiro, & l'altro, come sarebbe à dire passi 315», reafirmándose en dicho desvío de una quincena de pasos al afirmar en el siguiente capítulo que «cioè di passi trecento quindeci» (Collado, 1606: 123 y 125). Desde un punto de vista técnico no puede considerarse un error, ya que tanto 300 como 315 pasos quedan comprendidos en el intervalo entre 250 y 440. Dicha circunstancia, precisamente de da en el capítulo LXIV de la edición príncipe, ya que primeramente se afirma que «fosse tra l'vn tiro, & l'altro, come sarebbe a dire passi 300», mientras que, posteriormente, esta se modifica en consonancia con la edición de 1606: «cioè di passi 315» (Collado, 1586: 51v-52). Toda esta disquisición documenta la concatenación entre las ediciones anteriores en la elaboración de Prattica manvale de 1606.
Como puede apreciarse, la tendencia es retomar los textos italianos de 1586 actualizando algunos de ellos con comentarios adicionales e ilustraciones que aparecen en la edición española y adjuntando traducidos al italiano los capítulos que son exclusivos de dicha versión española. Sin embargo, hay excepciones a lo dicho. Así fueron desestimados nueve de los 12 primeros capítulos de la edición de 1586, los que versan sobre la organización y el mando de la Artillería, ya que Collado optó por abordar esa temática en la versión española de 1592 en las 16 siestas a modo de diálogos que constituyen el tratado quinto. La traducción de dichos diálogos al italiano constituye el tratado séptimo de la edición de 1606 al que (tal y como se ha visto) se le agregan tres capítulos de la docena inicial impresa dos décadas atrás. Sin embargo, dejando de lado esta cuestión estilística de transición del discurso al diálogo, hay capítulos de 1586 cuyo texto será descartado y cuya temática se aborda nuevamente en 1606. El caso más claro es el del capítulo XIII de 1586 («Della inuentione della Poluere, & Arteglieria , & del modo, & tempo, in che si cominciò a vsare questa terribil machina»), el cual pese a carácter casi homónimo de su equivalente de 1606 (el capítulo 11 del tratado primero titulado «Del'Inuentione della Poluere, e dell'Artiglieria, con alcuni dispareri, intorno à chi fosse il loro primo Inuentore») es un discurso que no sigue el redactado de su predecesor sino que toma como referencia el «Capitulo X. que trata de las inuenciones de la Polvora, y Artilleria, y de algunas dubdas, que entre auctores [h]ay sobre quien fue el inuentor de ella», perteneciente a la edición española y que también está incluido en su primer tratado. Es posible explicar por qué Collado recompuso completamente dicho texto en italiano si se aprecia lo mejorado que aparece el texto en la edición española respecto a su precedente italiana. Una cuestión que en 1586 no se aborda a este respecto es el origen asiático de la pólvora y, consecuentemente, de las armas de fuego. Sin embargo, seis años después, cuando hace un estado de la cuestión sobre este punto alude a que otros «auctores mas modernos quieren que la inuencion de la poluora, y Artilleria mucho antes en las Indias de la China se [h]aya usado» (Collado, 1592: 5v). En un trabajo anterior he llegado a la conclusión que dicha noticia la extrae de El perfeto capitan, tratado artillero escrito entre ambas ediciones, concretamente en 1590, por Diego de Álava y Viamont. En uno de los paratextos del mismo se hace referencia a la obra del sinólogo español fray Juan González de Mendoza. En el mencionado estudio precedente infería que dicha referencia le llevó a la Historia de las cosas mas notables, ritos y costvmbres, del gran reyno de la China escrita por este misionero agustino, obra con una primera edición de 1585 y con varias reediciones en español e italiano publicadas antes de 1592. Un pormenorizado análisis de la edición de 1606 confirma este punto ya que en ella se lee que «i Chini, ò Chinesi sono gl'Inuentori della Poluere, e dell'Artiglieria, come si vede nell'historie della China lib. 3. cap. 15» (Collado, 1606: 15). Dicha referencia, aunque sin citar explícitamente a González de Mendoza (1585: 111), es una cita implícita a su obra, ya que el capítulo 15 del tercer libro se titula «De como muchos annos antes de que en la Europa, se uso en este Reyno [de China] la inuencion de la Artelleria [sic]». Aunque Collado se muestra muy contrario a esta idea hoy en día aceptada, lo cierto es que un factor como este, que incluso amplía lo ya publicado en español años atrás, pudo llevarle a rehacer completamente el texto del capítulo anteriormente escrito y publicado en italiano.
Uno de los aspectos capitales a analizar aparece en el tratado III, capítulo 22, el cual es una transcripción bastante exacta del capítulo LVIII de 1586. Así es hasta el pasaje en que Collado (1586: 48) alude a «la vera regola di quei pezzi; & quelle grossezze non li debbono mai ammettere», intercalando en la edición de 1606 este extenso y sustancioso comentario:
[...] che à questo proposito, dirò quel che mi occorse à ragionare, con il Serenissimo Signor Duca di Mantoua l'Anno 1592. essendo io dimandato, da quella Altezza ritrouandosi lei à Casale di Monferrato, doue facendomi veder la sua artigliaria , trouai essetui vna buona quantità di Cannoni si grossi, & disproportionati, & di vna sì smisurata bocca che veramente di ogn'vn di loro, se ne poteuano formar duoi belli Cannoni di batteria; de lire cinquantacinque di palla, che ripresentandolo à Sua Altezza i danni,che apporta à vn Signore l'artiglieria si dismisuratamente grossa, a risolfe di disfarla; Il che non sò se hebbe effetto, perché non son mai là ritornato. perilche totno [sic, torno] à dire che simili [...] (Collado, 1606: 111-112).
Lo más importante de este largo comentario transcrito es que dicha experiencia vital con el duque de Mantua acaecida durante 1592 no se relata en la coetánea versión española, la cual, como se ha dicho, no salió a la luz en el año que consta en la portada sino entrado ya 1593. Y no solo eso, sino que dicho capítulo tampoco aparece en dicha edición. El capítulo precedente en ambas versiones italianas (el LVII de 1586 y el III, 21 de 1606) es el titulado en español «de los Trabuccos [sic], ò Morteros [...]» y es el cuadragésimo quinto y último del tratado segundo. Este no es el único caso. El contraste con la edición de la Prattica manvale dell’artiglieria permite descubrir otro importante error de su precedente española. Hay una curiosa errata en el título del capítulo noveno titulado «Capitulo X [sic] que trata de la maquina llamada Eliopole [...]», cuyo cotejo con la edición posterior de 1606 aquilata el error más allá del ordinal romano, ya que realmente este debía ser el décimo capítulo del primer tratado. Así, en la posterior Prattica mavuale dicho capítulo está precedido por el dedicado al ariete, texto ausente en la versión española, aunque el grabado del ariete que debería haber ilustrado este capítulo sí que aparece en el folio 4v. Dicha negligencia se puede explicar compositivamente, ya que dicho folio 4v es la última página del pliego A; esto es, se imprimió dicho pliego A sin incluir el texto de lo que debía haber sido el capítulo noveno dedicado al ariete, aunque compusieron en él la xilografía que debía acompañarle, y en esta última plana del pliego empezaron a componer el siguiente capítulo dedicado a la eliópole que debía ser el décimo (como así reza en su título), deshaciendo posteriormente la galerada a fin de recuperar los tipos. Al empezar a componer la galerada del pliego B, los operarios de la imprenta se dieron cuenta de tan craso error, con lo que el siguiente capítulo dedicado al origen de la pólvora, pasó de ser el undécimo a ser el décimo a fin de atenuar la equivocación.
El conjunto de todos estos factores analizados permite concluir que Collado, en los últimos años de su vida, ambicionaba una edición aumentada que rescatara los textos que las diabluras de Titivillus habían hecho desaparecer años atrás en la imprenta, mejorando los textos ya publicados con nuevos comentarios. Despeja cualquier duda a este respecto sobre la intención de Collado la larga adenda transcrita relativa a su vivencia con el duque de Mantua que no explica ni 1586, ni en 1592. Su inclusión en 1606 es una auténtica nota bene sobre su intención de editar un obra en italiano mejorada y aumentada respecto a la española. El hecho de citar la fecha sin ningún adjetivo que indique inmediatez temporal evidencia que es una añadidura muy posterior a 1592, lo que delata que Collado trabajaba durante sus últimos días de existencia en lo que fue edición póstuma de su obra. Por ello el título de este epígrafe parafrasea la dedicatoria al conde de Lemos que reza en El Persiles, obra póstuma de Cervantes. Al igual que relata el Príncipe de la Letras, para la segunda edición en italiano de su obra, el tiempo fue breve para Collado, su ansias crecieron, pero sus esperanzas menguaron. Ninguno de los dos pudo oler la tinta fresca de los pliegos de su última realización recién salidos de la prensa, aunque Cervantes culminó su redacción completa. No fue este el caso de su camarada en la jornada de Lepanto y autor de la Prattica manvale dell’artiglieria. No solamente la reducción de contenidos que muestra el inferior número de capítulos delata una obra publicada in medias res. También un aspecto tan capital como el título de los tratados quedó incompleto: dos de los siete tratados (el segundo y el cuarto) no tienen ni tan solo título. Curiosamente, Collado sí dio título al tratado sexto, que grosso modo es la segregación de los capítulos relativos a la elaboración de pólvora y pirotecnia pertenecientes al tratado cuarto de 1592 a partir de los textos italianos de 1586 con algunas añadiduras, tal y como se hacer constar en el anexo. Pese a ello, su título original no era sobre el «[...] modo di saper conoscere la bontà, & qualità della Poluere, Salnitro, & altri materiali, che concorrono alla sua compositione, con molt'altre importantissime considerationi [...]», ya que este se corresponde con el del capítulo CIX de la anterior edición italiana. Hay dos elementos que delatan la errata del oficial de la imprenta componedor de la galerada. Uno es que el capítulo primero de dicho tratado que debería tener dicha denominación no tiene título alguno. El otro y derivado del primero es que, a fin de remediar dicho yerro, se alteró el encabezado de la compaginación respecto de los tratados precedentes, tal y como se aprecia en la figura 8. De esta manera, las páginas impares a partir de la 261 presentan el encabezado «Modo di raffinar la poluere», mientras que este cambia a partir de la 273 a «& modo di Fuochi artificiali», con lo que el título dado por Collado sería la oración compuesta por la adición de ambas proposiciones.
Figura 8. Contraste entre los encabezados de página par-impar de los cinco primeros tratados y el sexto.
Además de lo ya apuntado, la ampliación en dos tratados más respecto a la anterior edición en español, organizaba un volumen menor mucho más compartimentado que daba al lector la sensación inexistente de un incremento en dos quintas partes respecto a lo publicado 14 años atrás. Sin embargo, este proceso de atomización no supuso para el lector, a la postre, una acotación temática más precisa, cosa que sí sucede en la precedente edición española. A este respecto, una de las cuestiones más curiosas es el importante error de impresión que se detecta al analizar los temas que componen los tratados. El caso más evidente es del tratado primero, en que aparecen traducidos del español una docena de capítulos que componen también el tratado primero de 1592, además del mencionado sobre el ariete. Todos ellos tienen forman parte de una introducción histórica inexistente en la ópera prima de 1586. Esta unidad temática se rompe a partir del capítulo 14, pues hay un clara disrupción de los contenidos al abandonar los precedentes históricos y empezar a tratar cuestiones relacionadas con los materiales de artillería. Así, no se aprecia un cambio en el asunto tratado entre el capítulo 21 y último del primer tratado, el titulado «Delle ragioni, ouer cause, per le quali i pezzi dell'Artigleria [...] che haueranno una mediocre & proporcionata lunghezza», y el primero del siguiente tratado, titulado «Della debita grosseza di metallo, che hanno d'ahuere i pezzi di questo primo genere [...]». Y no es este el único error de consideración. Anteriormente ya se ha hecho mención (véase la figura 5) en relación a un ataque a una fortaleza mediante minado. Así, en el tratado quinto, capítulo 2, Collado (1606: 209) plantea como objetivo «minare il baloardo A». Sin embargo (nótese nuevamente la figura 5 que ilustra dicho ataque subterráneo), el signo convencional A que aparece en el grabado adjunto a dicho capítulo no es un baluarte sino que es un punto en medio de una cortina equidistante entre los dos baluartes en que se fija el frente de ataque. Sin embargo, el mencionado baluarte A sí que aparece en el grabado que ilustra el texto copiado de la edición de 1586. Dicha xilografía fue desestimada y el capítulo en cuestión fue ilustrado por un nuevo grabado realizado para la edición española que no se ajusta a la leyenda anterior. Un error garrafal que es posible que un Collado vivo y en plenas facultades hubiese detectado.
Una aproximación comparativa desde un punto de vista bibliológico refleja una sustancial diferencia con las ediciones llevadas a cabo en vida del autor. En anteriores trabajos he acreditado que Luis Collado financió de su bolsillo tanto la impresión veneciana de 1586 como la milanesa fechada seis años después. Pese a la distancia en el tiempo y en el espacio entre ambas, hay un estilo editorial común que delata las preferencias del autor que se manifiestan en la presencia de paratextos tales como dedicatoria o prólogo, tabla de contenido a doble columna, fe de erratas y foliación. Ninguno de los aspectos apuntados se dan en la edición de 1606: la dedicatoria está firmada por los editores, no hay prólogo, la tabla de contenido es a una columna, no hay fe de erratas y la numeración es paginada y no foliada como en las dos ediciones anteriores. Incluso, Bordoni y Locarni cambiaron ligeramente el título original. Así, de llamarse en 1586 Pratica manvale di artegliera pasó, dos décadas después, a titularse Prattica manvale dell’artiglieria, por decisión de los editores. A este respecto, parece confirmarse que una de las instrucciones de Collado fue cambiar la ortografía de la voz artillería (tema de su obra literaria) que pasó de arteglieria en la edición prínceps a artiglieria dos décadas más tarde, tal y como aparece pocos años después en el primer diccionario de la Accademia della Crusca.(5) Si bien la forma arteglieria sobrevivió en los textos de la edición de 1606, esta es muy minoritaria y solo aparece en fragmentos que son una copia literal de pasajes de la edición prínceps, tal y como se muestra en el anexo; concretamente los capítulos 15 y 16 del tratado primero y el capítulo 9 del tratado quinto (Collado, 1606: 26-27, 30-32 y 224). De ello se deduce que fueron omisiones del operario responsable de la galerada que no se dio cuenta de la instrucción al respecto. Sin embargo, el encabezamiento de la compaginación par-impar de los cinco primeros tratados («Pratica Manuale / di Artiglieria», tal y como se aprecia en la figura 8) muestra que el título que Collado le iba a dar era el mismo que en 1586 sustituyendo artiglieria por arteglieria. Por el contrario, no es del autor sino un postrer retoque del título de la obra por parte de los editores (una vez se imprimieron los 49 pliegos de la obra sin los paratextos) la geminación de la letra t en prattica (cosa que no hace Collado en 1586) y la introducción de la preposición articulada dell’. Sin embargo, la disrupción más diáfana entre los materiales incompletos que legó a su hija Camila y la posterior transmisión de esta a los responsables de la edición póstuma estudiada es la impronta personal del propio autor: en ambas publicaciones en vida alude orgullosamente en la portada a su condición de español y a su naturaleza lebrijana. La manifestación de su españolidad, pese a vivió más de la mitad de su existencia lejos de su tierra, es algo inherente a su labor técnica más allá de su rol como tratadista. Además de su tarea como productor editorial de su obra literaria, Collado combinó una larga trayectoria vital en la milicia con la elaboración de instrumentos de precisión. Sin ánimo de ser exhaustivo a este respecto, se conservan en museos y colecciones privadas varios de estos enseres, destacando por su belleza artística un compás fechado en 1584 que lleva como cuño de fabricante «LUDOVICUS COLLADO HISPANUS INV»,(6) clara referencia (parafraseando la cantinela de la soldadesca de aquella época) a que si Italia fue su ventura durante la mayor parte de su vida, España había sido su cuna. Precisamente, el estudio diacrónico de su legado intelectual y sus diferentes versiones en italiano y español también documentan la evolución de su trabajo privado como lo que hoy sería un ingeniero industrial. En 1586, al estudiar un ataque mediante minado, Collado ya plantea en su ópera prima como orientar debidamente la progresión de una excavación subterránea. Como se aprecia en la figura 9, cuando años más tarde publica su obra en español, dice haber inventado una peculiar brújula para tal fin. De ello se hace eco en 1606 al mejorar el texto original italiano y añadiendo el grabado ya reproducido años atrás en que da cuenta de su diseño.
1586
1592
1606
Figura 9. Tras su ópera prima, Collado inventó un instrumento para la orientación subterránea del que da cuentas en las posteriores ediciones. Fuente: Collado, 1586: 72v; 1592: 66v; 1606: 208-209.
A lo largo de la exposición, quien haya tenido la paciencia de leer estas líneas podrá haber notado sobradamente, por reiteración argumentativa, las respuestas a las cuestiones que se plantearon a partir de la dedicatoria de los editores al príncipe Landi. Por ello, las reflexiones plasmadas en este artículo también serán útiles en este epílogo para explicar a través de un modelo empresarial una lógica secuencial de ediciones en italiano y en español y las subsiguientes traducciones y retraducciones de textos.
Esta referencia a la labor industrial de Collado ya me llevó en otro trabajo a la idea de que priorizar la edición en italiano (pese a que Collado escribía originalmente sus textos en su español nativo) se debió a que su actividad comercial derivada de su labor como industrial le hizo entender los entresijos del mercado, algo muchas veces ajeno al pensamiento militar. Viviendo en Milán, financió en primer lugar la publicación de su obra en italiano pensando en la distribución y venta del producto, así como en reinvertir los beneficios en una edición en español que supusiera un aldabonazo para su carrera militar. Desde una perspectiva más global, se podría especular con un esquema similar en 1606, aunque su muerte llevó a que este segundo ciclo de edición sucesiva italiano-español pasase a dormir el sueño de los justos. La reedición en 1641 de la versión de la Prattica manvale dell’artiglieria impresa 35 años antes, pese a la lejanía en el tiempo, es un claro indicio de que, pese a la especificidad del público al que iba dirigida, era un producto editorial que podía generar beneficios económicos a sus promotores.
En el siguiente anexo se disponen siete tablas correspondientes a cada tratado de la Prattica manvale dell’artigleria, indicando en cada capítulo su procedencia: bien de la ópera prima de 1586, bien de la edición española fechada seis años después. Además, se han utilizado los siguientes signos convencionales:
* Copia con añadiduras tales como comentarios y/o ilustraciones.
** Texto recompuesto totalmente pese a la existencia de un capítulo afín precedente.
*** Contenido inédito.
Italiano (1606) |
Español (1592) |
Italiano (1586) |
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Italiano (1606) |
Español (1592) |
Italiano (1586) |
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Italiano (1606) |
Español (1592) |
Italiano (1586) |
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Italiano (1606) |
Español (1592) |
Italiano (1586) |
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Italiano (1606) |
Español (1592) |
Italiano (1586) |
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Español (1592) |
Italiano (1586) |
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Italiano (1606) |
Español (1592) |
Italiano (1586) |
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(1) En relación a referencia a mis trabajos anteriores sobre la obra de Collado a lo largo de este artículo, véanse mis artículos en prensa «“Non essendo io italiano, e dovendo scrivere in questa lingua”: la génesis de la “Pratica manvale de arteglieria” de Luis Collado (1586)» y «Cuando las armas son las letras: sobre la compleja gestación de la “Plática manual de artillería” de Luis Collado».
(2) Archivo General de Simancas, Estado, leg. 1704, f. 266.
(3) Sobre el concepto de reforma, véase Almirante, 1869: 953.
(4) Archivo General de Simancas, Estado, leg. 1704, f. 168.
(5) La voz artiglieria no aparece como lema en dicho diccionario, aunque sí lo hace en voces como cannone o sagro, pertenecientes a la terminología artillera (Accademia della Crusca, 1612: 150 y 743).
(6) Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, inv. 1999/025/0001.
Fuente primaria
PRATTICA | MANVALE | DELL'ARTIGLIERIA.| Dove ſi tratta dell'eccellenza, & origine dell'Arte Militare, | e delle Macchine vſate da gli antichi; | Dell'Inventione della Polvere, & Artiglieria, del modo di condurla per Acqua, e per | Terra, e piantarla in qual ſi voglia Impresa, di Fabricar le Mine per mandar’ in | aria Fortezze, e Montagne, di Fuochi Artificiali; e di varij ſecreti, & impor- | tantiſſimi auuertimenti all'vſo della Guerra vtilissimi, e necessarij. | E nel fine d'vn molto copioso, & importante | Eſſamine di Bombardiero. | Opera di grandiſſimo giouamento ad ogni Officiale, e Soldato, che ſeguiti la Guerra, | & à chi ſi diletta di ſaper quanto conuenga alla profeſſione Soldateſca. | Compoſta da Luigi Colliado Ingegnero del Real Eſſercito | di S. Maeſltà Catolica in Italia. | CON PRIVILEGIO , ET LICENZA DE SVPERIORI. | In MILANO, Per Girolamo Bordoni, e Pietromartire Locarni. 1606.
Otras obras citadas
ACCADEMIA DELLA CRUSCA, Vocabolario degli Accademici della Crvsca, contre indici delle voci locuzioni, e prouerbi Latini, e Greci, posti per entro l'Opera, Venecia, Giouanni Alberti, 1612.
ALMIRANTE, José, Diccionario militar. Etimológico, histórico, tecnológico. Con dos vocabularios, francés y alemán, Madrid, Depósito de la Guerra, 1869.
BARRA, Francesc, Brev tractat de artilleria recopilat de diuersos autors [...], Barcelona, Iaume Mathevat, 1642.
COLLADO, Luis, Pratica manvale di arteglieria […], Venecia, Pietro Dusinelli, 1586.
— Platica manval de artilleria [...], Milán, Pablo Gotardo Poncio, 1592.
— Prattica manvale dell’artiglieria [...], Milán, Filippo Ghisolfi, 1641.
GONZÁLEZ DE MENDOZA, Juan, Historia de las cosas mas notables, ritos y costvmbres, del gran reyno de la China, sabidas assi por los libros de los mesmos Chinas, como por relacion de los Religiosos, y otras personas que han estado en el dicho Reyno, Roma, Bartholome Grassi, 1585.
LECHUGA, Cristóbal, Discvrso del capitan Cristoual Lechuga en que trata de la artilleria, y de todo lo necessario à ella, con un tratado de fortificacion y otros advertimentos, Milán, Marco Tulio Malatesta, 1611.
UFANO, Diego, Tratado de la [sic] artilleria y uso [sic] della platicado por el capitan diego ufano en las guerras de Flandes, Bruselas, Iuan Momarte, 1612.
© Grupo de Investigación T-1611, Departamento de Filología Española y Departamento de Traducción, UAB
Research Group T-1611, Spanish Philology Department and Translation Department, UAB
Grup de Recerca, T-1611, Departament de Filologia Espanyola i Departament de Traducció, UAB