2018

La estela de Fernando Maristany y Manuel de Montoliu en la traducción de tres poetas alemanes (Novalis, Rilke y Hölderlin) durante el siglo XX
Nuria Gasó Gómez



Universitat Pompeu Fabra

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Recibido: 14 septiembre 2018
Aceptado: 10 noviembre 2018


Introducción

Los autores Novalis, Rainer Maria Rilke y Friedrich Hölderlin gozaron de una interesante recepción en España durante el primer tercio del siglo XX. Quienes desvelaron su obra en el territorio español fueron Fernando Maristany y Manuel de Montoliu, escritores, traductores y bibliófilos que, desde la Editorial Cervantes, propiciaron las primeras lecturas en lengua española de diversos autores extranjeros. La llegada de muchos de aquellos autores tuvo gran repercusión, pues muchos de ellos eran poco o nada conocidos en los tiempos en que se fundó dicho sello editorial. Fue en su sede donde se publicaron las primeras antologías de mejores poetas europeos de los siglos XIX y XX.

En 1919, Fernando Maristany asume la labor de realizar una antología Las cien mejores poesías líricas de la lengua alemana. Para la selección poética, se inspira en la edición Die hundert besten Gedichte de la editorial británica Gowans & Grey,(1) donde figuran también los tres autores de los que aquí se tratará. Con la finalidad de seguir difundiendo la obra autores poco conocidos o no traducidos en lengua española, la editorial Cervantes toma la determinación de publicar, entre 1921 y 1923, antologías exentas de algunos autores presentados anteriormente en las antologías generales. Rilke, que figura en la antología lírica alemana de Maristany, fue la excepción, al no contar con volumen exento en la colección. Sin embargo, Manuel de Montoliu asumió la traducción y la selección de las antologías dedicadas a otros autores como Eduard Mörike, J. W. von Goethe, Friedrich Nietzche, Novalis o Friedrich Hölderlin.(2) De Novalis y de Rilke se presentan, a continuación, sendos esbozos bibliográficos sobre los comienzos de sus traducciones históricas en español; en el caso de Hölderlin, se profundiza sobre las peculiaridades de su primera antología exenta traducida a la lengua española, la realizada por Manuel de Montoliu.(3)


Friedrich von Hardenberg, Novalis

Américo Ferrari señala que la obra de Novalis (Georg Friedrich von Hardenberg) llegó al mundo hispanohablante, de forma tardía.(4) Puede parecer verdad, pues si se consulta por ejemplo el catálogo de la Biblioteca Nacional de España, no figura en él ninguna versión la obra del autor alemán antes de 1944.(5) Sin embargo, Eustaquio Barjau recuerda que, en 1904, Joan Maragall emprendió la traducción al catalán de la novela Heinrich von Ofterdingen,(6) versión que vio la luz en 1907 en la Biblioteca Popular de l’Avenç y que, aunque no en lengua española, probablemente sea la primera traducción de Novalis en el territorio español.

En 1919 Fernando Maristany publicó por primera vez en español tres poemas del autor alemán para la antología Las cien mejores poesías líricas de la lengua alemana de la Editorial Cervantes. Poco después, aproximadamente en 1921,(7) Manuel de Montoliu vertió al español algunos poemas del autor de Himnos a la noche en una antología exenta para la misma editorial. El volumen dedicado a Novalis era el décimo de la colección Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, colección que está conformada por treinta y cuatro volúmenes de poesía lírica publicados entre 1921 y 1923.

Jorge Luis Borges fue también uno de los primeros en verter al autor alemán, después de haber aprendido la lengua de Goethe durante su estancia en Suiza. Borges publicaría en español algunos aforismos de Novalis en el primer número la revista Sur de Victoria Ocampo,(8) impreso en 1931 en Argentina.

Poco antes de que estallara la Guerra Civil, el poeta alemán Hans Gebser, que residía en España, tradujo hacia la lengua de Cervantes una selección de Fragmentos, los célebres aforismos de Novalis, para el número 39 de la revista Cruz y Raya,(9) lo que representa un peculiar caso de traducción inversa. Y en 1943 Ramón de Garciasol presenta una «Antología de pensamientos de Novalis» para revista Escorial.

Además de la versión de Diario Íntimo de A. Peris Villacampa, publicada en 1944, hubo otros autores que se aventuraron a traducir a Novalis durante el siglo XX. Eustaquio Barjau publicó, por ejemplo, Los Himnos a la noche y Enrique de Ofterdingen en 1975 y 1981 respectivamente.(10) También Jenaro Talens publicó, en 1984, una selección de textos en Escritos escogidos; y Félix de Azúa vertió, por primera vez, Los discípulos en Sais en 1988.


Rainer Maria Rilke

En los mismos años en que Novalis empezó a ver la luz en el ámbito literario español, llegó Rainer Maria Rilke al mundo hispanohablante. El autor había nacido en el antiguo Imperio austrohúngaro, pero su obra tuvo gran repercusión por todos los rincones europeos. En España no fue realmente conocido sino a partir su muerte, en 1926, año en que empezaron a difundirse sus escritos. Antes de que estallara la Guerra Civil, algunos autores de referencia, como Juan Ramón Jiménez o Luis Cernuda, ya empezaban a hablar de él.(11)

Largo es el recorrido que hizo la obra del autor de Elegías de Duino en términos de traslación. En 1919, Maristany incluye tres poemas de dicho escritor en la antología dedicada a autores de la lírica alemana.(12) Más tarde –como recuerda Eustaquio Barjau– aparece en la Revista de Occidente un fragmento de Cuadernos de Malte, traducido por Antonio Marichalar en 1927;(13) y en 1939, Patricia Latz publica una antología poética de Rilke en la editorial Yunque.(14)

Otros, por su parte y en el exilio, se aventuraron a traducir libros completos del autor, como es el caso, en 1945, de Juan José Domenchina, quien publica en México la primera traducción en español de Elegías de Duino, realizada con la ayuda de Manuel Pedroso.(15) Francisco Ayala traduce Los cuadernos de Malte Laurids Brigge en 1944 y en Argentina. Entre ese mismo año y finales de la década de los sesenta se sucedieron las traducciones realizadas en la Península: Luis Felipe Vivanco edita una selección de poemas de El libro de las horas para la Revista Escorial; Gonzalo Torrente Ballester tradujo Réquiem y Las elegías de Duino en 1946; Gabriel Celaya traduce, en 1947, Cincuenta poemas franceses; Ramón Sangenís, una antología en 1953; Carlos Barral vertió Sonetos a Orfeo en 1954; José María Valverde realizó la antología Cincuenta poesías en 1957; Gerardo Diego incluyó versiones de los poemas «Leda» y «Les fenêtres» en Tántalo (1960); Vicente Gaos tradujo «Primera Elegía»;(16) Jorge Guillén, algunos poemas de Rilke que incluyó en su Homenaje (1967);(17) y Jaime Ferrero Alemparte versionó unos textos en 1968.(18)

No es seguro que todos (como Gerardo Diego o Jorge Guillén, que lo reconocen) emprendieran la traducción de Rilke desde la versión original alemana, pero fueron muchos los autores que versionaron en español la obra de dicho escritor, por no hablar de aquellos que lo vertieron a otras lenguas peninsulares, como Carles Riba o Joan Vinyoli al catalán, y Lois Tobío o José Ángel Valente al gallego.(19) El interés creció en los años posteriores a la Guerra Civil, e incluso llegaron a publicarse, en los años 70, obras secundarias de Rilke. El fenómeno de «devoción» por el autor nacido en Praga (20) no deja de sorprender: se trata de un autor de gran complejidad que tuvo una recepción sumamente significativa en el territorio español. Barjau atribuye la primera etapa de entusiasmo, en torno a los años de la Guerra Civil, no tanto a la capacidad de comprensión y apreciación de la obra por parte de los lectores sino a lo que califica como «identificación con el carácter de la obra», que, en una época de adversidades y desazón posbélica, generó gran interés.(21)


Hölderlin en la editorial Cervantes: Maristany y Montoliu

Desde inicio del siglo XX el ritmo de la traducción literaria entre las lenguas alemana y española aumentó considerablemente; y en este sentido y por lo que se refiere a la traducción poética, una de las figuras más representativas del primer tercio del siglo fue el poeta, traductor y antólogo Fernando Maristany (1883-1924). Éste se convirtió, hasta su temprana muerte, en uno de los pilares de la Editorial Cervantes, fundada en Valencia en 1917 y trasladada a Barcelona en 1920.(22) Maristany desempeñó un papel fundamental en la difusión de la lírica europea en el territorio español, pues en 1921 ya había publicado antologías poéticas con traducciones de la lengua francesa (1917), inglesa (1918), portuguesa (1918), italiana (1920) y alemana (1919). Posteriormente, en 1922, reunió en la antología Florilegio, todas las antologías anteriores, a las que se sumaron también versiones en latín y griego.(23)

En la antología alemana el repertorio de textos de cuarenta autores sigue, en gran medida, la selección de la antología de poetas alemanes de Gowans & Gray,(24) e incluso se reproducen las mismas erratas (por ejemplo, en los nombres de los autores) que en dicha edición. De los cuarenta y tres autores que conforman la selección de la editorial británica, Maristany recoge únicamente a treinta, que se sitúan entre los siglos XVI y XX.(25) Los diez restantes corresponden, como indica Gallego Roca,(26) representan una selección de autores según criterio de unidad estilística.(27)

La selección literaria de Maristany fue la única antología de poesía alemana que vio la luz en el primer tercio del siglo XX.(28) Su valor añadido radica en que Maristany fue el primero en traducir a algunos poetas líricos alemanes al español, como Hölderlin, Novalis o Rilke. Maristany se apoyaría en el trabajo y en el conocimiento de la literatura alemana de Manuel de Montoliu, quien realiza el prólogo, y a quien posteriormente le encomendaría la selección y traducción de poetas alemanes tan célebres como Goethe, pero también de otros aún poco conocidos para el mundo de las letras hispánicas, como Novalis; Mörike o Hölderlin.

Manuel de Montoliu (1877-1961) fue –después de los tres poemas de la antología lírica alemana de Maristany– el primer traductor y antólogo de la obra de Hölderlin. Y es probable que lo eligiera como autor de interés por su afinidad ideológica con lo que él consideraba «verdadero latinismo», término que utiliza Montoliu para referirse al clasicismo grecolatino y que percibía inherente a la idiosincrasia de la cultura alemana. En el prólogo de Hölderlin. Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, Montoliu se refiere al autor alemán de la siguiente manera:

Hölderlin había de ser el que había de realizar en su obra ese invencible ideal que impelía al primer romanticismo hacia la antigua Grecia. Porque Grecia no era ni la filosofía, ni la mitología, ni la ciencia, ni la civilización, ni tampoco el arte de los griegos; Grecia era la Belleza pura y simple en la naturaleza y en la vida humana.(29)

Y continúa más adelante:

No porque admiró y amó a los griegos fue Hölderlin un poeta griego en el mundo moderno, antes al contrario, porque ingénitamente estaba, en su espíritu, constituido como un poeta griego, admiró y veneró con tan ardorosa devoción a los griegos. Grecia fue el sueño y el ideal ardiente de toda su vida.(30)

Años más tarde, en 1941, Luis Díez del Corral publicó su versión castellana de El Archipiélago de Friedrich Hölderlin en la revista Escorial. En el estudio dedicado a la obra traducida, cuya primera versión se publicó en la misma revista en 1942, coincide con la perspectiva presentada por Montoliu y describe la obra del poeta alemán como sumamente impregnada por su visión idílica de la antigua Grecia.(31)

En 1951 se rindió homenaje a Manuel de Montoliu; entre los presentes se encontraba Guillermo Díaz-Plaja, quien se refirió a la trayectoria del traductor de Hölderlin como una obra «ancha, generosa y humana».(322) Y es que el barcelonés fue uno de los grandes impulsores culturales de su época: trabajó sobre las lenguas (sus lenguas), ejerció la docencia y la crítica literaria, escribió numerosos artículos para la prensa y tradujo no pocas obras del italiano, el francés, el inglés, el alemán y el latín. Montoliu consideraba que la actividad traslativa era una disciplina de gran trascendencia, y así por ejemplo lo expresaría, en fecha tan temprana como 1906, en su discurso para el Primer Congrés Internacional de la Llengua Catalana, donde se refiere a esta disciplina como el único medio del que se dispone entonces para transformar –enriquecer– las literaturas receptoras.(33) Si en ocasiones resulta una labor de por sí colosal recordar e incluso recopilar los trabajos de traducción efectuados por aquellos grandes autores conocidos por su obra, mayor tarea resulta recopilar las traducciones de escritores que pasaron por la historia de forma casi desapercibida. Es a este último colectivo al que perteneció Manuel de Montoliu, mejor conocido por su obra filológica, lingüística y de historia y crítica literaria en el mundo de las letras hispánicas.(34) La extensión y variedad de sus textos está a la altura de las más altas figuras de las letras. No por otra razón se le consideró como candidato al cargo de académico de la Real Academia Española en dos ocasiones.(35) Como traductor, Montoliu vertió obras de diversos autores grecolatinos al español y al catalán, como Cornelio Nepote o Quinto Curcio Rufo;(36) pero también tradujo a autores célebres de las lenguas inglesa, italiana y francesa desde el año 1900.(37)

En 1908, la Diputación de Barcelona le otorgó una beca para pasar una temporada larga (cuatro semestres) en Alemania, con la finalidad de refinar sus estudios de filología románica.(38) A su vuelta, Montoliu decide incorporar también el alemán como lengua de traducción, y opta por verter al español y al catalán algunas obras literarias representativas de la Alemania de la época, así como algunos de los grandes líricos del romanticismo alemán. Además, su interés por los estudios filológicos le llevó a traducir a grandes pensadores contemporáneos como Karl Vossler, de quien fue discípulo.

En términos de traducción, Montoliu siguió las mismas ideas presentadas en el Primer Congrés Internacional de la Llengua Catalana de 1906. El autor pretendía que la traducción se consolidara como actividad literaria y dejara de reducirse al interés por acceder a una obra puntual: la traducción debía convertirse en una labor sistematizada que, por su gran valor, fuera digna de construir culturalmente un país moderno.(39)

La estancia en Alemania tuvo trascendencia para Montoliu también a la hora de elegir a aquellos autores que tradujo. Tras su regreso, el célebre crítico empezó a traducir con asiduidad desde la lengua alemana;(40) asimismo, se inició su colaboración en Germania, la revista de «Confraternidad Hispano-Alemana», que vio la luz en el contexto de la Primera Guerra Mundial. En una ocasión, Montoliu abrió dicha publicación refiriéndose al término latinismo y tratando del legado del clasicismo: en el texto se encuentra todo un desglose histórico del origen del término (esto es, la herencia cultural grecolatina en los territorios aledaños del Mediterráneo), para que, finalmente, su reflexión le lleve a concluir que la verdadera herencia del humanismo griego reside en Alemania:

El último resultado memorable, por su sublime magnitud, de la influencia del humanismo griego, ha sido el estupendo Renacimiento intelectual de Alemania entre los siglos XVIII y XIX, la tercera Edad de Oro de la Humanidad, después de la de Grecia, y de la del Renacimiento italiano.(41)

Alemania le resulta «más griega y latina» que cualquier nación latinizada, y considera, por tanto, que el término Latinismo se refiere a «una forma de ser y de comprender la vida […] en armonía con el medio ambiente».(42) La obsesión por la herencia cultural grecolatina le lleva a realizar traducciones de grandes autores-pensadores de los siglos XVIII y XIX, entre los que se encuentra, por ejemplo, Friedrich Hölderlin, de quien llegó escribir un ensayo sobre su relación con Grecia (43) y posteriormente, en 1921, seleccionó algunos poemas para la antología de la Editorial Cervantes.

La obra del poeta alemán Friedrich Hölderlin (1770-1843) no tuvo, en vida del poeta, el eco que después adquiriría. Y aunque algunos de sus poemas aparecieron en publicaciones puntuales,(44) no fue sino hasta 1826 cuando los también poetas Gustav Schwab y Ludwig Uhland publicaron Gedichte von Friedrich Hölderlin, una primera recopilación de sus poemas.(45) En 1843, año de la muerte del autor, Gustav Schwab y su hijo Christoph Theodor Schwab realizan una segunda edición de los poemas de Hölderlin, donde los testimonios del hermano del poeta y de algunos amigos rinden homenaje al autor.(46) Christoph Theodor Schwab continuó con la obra de su padre y en 1846 publica por primera vez la obra completa, Sämmtliche Werke, en dos volúmenes. En el primero de los tomos se presenta la poesía conocida hasta el momento y la obra de teatro Tod des Empedokles (La muerte de Empédocles). El segundo tomo es una recopilación de «presunta» correspondencia (Vermeintliche Briefe) de Hölderlin con los autores Friedrich Schiller, Ludwig Neuffer y F. W. J. Schelling, así como las misivas enviadas a su hermano y a Immanuel Nast, una amistad de juventud. En este mismo volumen, Schwab añade los poemas de juventud del poeta. No está de más preguntarse qué llevó al editor a situar dichos poemas en un tomo de carácter más bien biográfico, aunque en el prólogo a Sämmtliche Werke, C. T. Schwab explica que siguió el criterio de sus predecesores editoriales (esto es, Ludwig Uhland y su padre, Gustav Schwab), según el cual los poemas de juventud tienen más relevancia biográfica que poética.(47)

En los años siguientes fueron dándose a conocer más partes de la obra del alemán; en 1900, por ejemplo, Stefan George y Karl Wolfskehl publican una antología dedicada al siglo de Goethe, donde presentan también una selección de poemas de Hölderlin.(48) Pero fue Norberth von Hellingrath quien «redescubrió» la obra íntegra y a quien se considera el primer editor moderno del poeta alemán;(49) Von Hellingrath proyectó la primera edición histórico-crítica de Friedrich Hölderlin, pero en 1916 la Primera Guerra Mundial segó su vida de forma prematura, motivo por el cual Friedrich Seebass y Ludwig von Pigenot continuaron la labor editorial (hasta 1923) y consiguieron finalizar el gran estudio que Von Hellingrath había iniciado diez años antes.(50)

La escasa o irregular difusión de la obra de Hölderlin no impidió, sin embargo, que Maristany y Montoliu accedieran al poeta desde antes de que se publicara la primera versión histórico-crítica del autor alemán. Ya se ha dicho anteriormente que Maristany eligió, para su antología poética de la lengua alemana de 1919, algunos autores y poemas que aparecían en la antología en lengua alemana de la editorial londinense Gowans & Gray,(51) y para el caso de Hölderlin tradujo los mismos tres poemas que aparecen en dicha antología.(52)

Manuel de Montoliu seleccionó veinte poemas de la obra de Friedrich Hölderlin.(53) Aunque en el volumen de poemas traducidos no figura la fecha de publicación, en una carta del 6 agosto de 1921, Maristany indica a Montoliu que le ha enviado, para su corrección, las pruebas de la antología del poeta alemán.(54) Existe, además, un registro de dicho libro (con el número 808 del catálogo de Bibliografía Española de 1921 que imprimía entonces la Federación Española de Productores, Comerciantes y Amigos del libro),(55) según el cual la edición de Hölderlin ya estaba registrada en octubre de ese mismo año.

No es tarea fácil situar el original en lengua alemana que utilizó Montoliu para su antología, pues la Editorial Cervantes no solía publicar los textos en formato bilingüe. Los volúmenes de la edición histórico-crítica de Hellingrath aún no se habían concluido, aunque para 1921 ya corrían varias ediciones de la obra de Hölderlin, algunas de ellas de carácter popular. La editorial Philipp Reclam de Leipzig publicaba, por ejemplo, una segunda edición de las Gedichte del autor alemán (la primera data de 1874) ese mismo año. También en 1921 la editorial Gustav Kipenheuer, especializada en versiones populares de obras clásicas, publicaba la obra completa en cuatro volúmenes. No es, pues, imposible que Montoliu pudiera acceder a alguna edición de Hölderlin editada ese mismo año.

Anacleto Ferrer, en su estudio sobre Friedrich Hölderlin. Las primeras traducciones al castellano, señala que la selección de Montoliu no puede provenir de la colección Bibliothek der Gesamtliteratur compilada en 1899 por Oskar Linke, pues en ella no figuran tres de los poemas seleccionados para la edición de Cervantes. Ferrer habla de dicha colección porque consulta el «Fons Montoliu» (el legado bibliográfico que el escritor y traductor cedió a la Biblioteca Pública de Tarragona) y menciona que existe, no obstante, un ejemplar de la poesía de Novalis editado en dicha colección, y cuya selección coincide totalmente con la traducida por Montoliu.(56) Ferrer no señala, sin embargo, que en el «Fons Montoliu» se encuentra, con la entrada «Fons Montoliu-100», el volumen Gedichte de Friedrich Hölderlin de la editorial Cotta’scher de Stuttgart. En el registro no aparece el año de edición, pero sí se especifica que el volumen consta de 255 páginas. Se trata, sin duda, de la edición de las obras completas que Christoph Theodor Schwab realizó en 1846, aprovechando la labor iniciada por el poeta Uhland y por su padre Gustav Schwab. El índice del primer volumen de la edición de C. T. Schwab (el volumen que recoge la poesía y la obra Muerte de Empédocles) coincide con catorce de los veinte poemas seleccionados por Montoliu.(57) Hay, por lo tanto, seis poemas cuyo origen resulta imposible localizar a través del ejemplar de la edición de poemas hölderlinianos que se encuentra en el «Fons Montoliu» y que corresponden, según la crítica actual, a los poemas de juventud.(58)

Mas, como ya se ha dicho, estos poemas pertenecen a los que las ediciones próximas a 1921 suelen considerar anteriores a los poemas de la locura. La editorial Philipp Reclam, por ejemplo, en su segunda edición de Gedichte (publicada el mismo año en que la editorial Cervantes imprimiera su Hölderlin) sitúa los poemas del autor alemán por etapas; las que corresponden a los seis poemas de Montoliu se clasifican como «Die frühe Zeit (1784-1795)» (la etapa temprana), «Die mittlere Zeit (1795-1799)» (la etapa intermedia) y «Höhe und Ende (1799-1812)» (éxtasis y final). Todos los poemas traducidos por el autor y traductor barcelonés se encuentran en esta edición alemana y pertenecen a las etapas antes mencionadas. No resulta improbable, pues, aunque no pueda testimoniarse documentalmente de momento, que Montoliu tuviera en sus manos la edición popular de Philipp Reclam del mismo año de su antología, máxime si se considera que la edición de Cervantes debió de publicarse, casi con toda seguridad, en septiembre de 1921.(59)

La selección de la totalidad de poemas de Montoliu sigue, salvo leves excepciones, el mismo orden que el de la edición de Reclam. Podría ser simplemente coincidencia de las dos ordenaciones por motivos cronológicos; sin embargo, si se compara con el índice de otras ediciones populares (próximas o anteriores a 1921) como la de Gustav Kipenheuer, poco o nada tienen que ver la selección o la disposición de los textos. Y dicho índice de Reclam en 1921 tampoco es el mismo que el de la edición anterior de la misma editorial, que se publicó en 1874 y se reimprimió en 1903 y 1917.(60)

Como es sabido, uno de los usos editoriales habituales en las ediciones alemanas de aquel tiempo, era el de no incluir los primeros poemas de Hölderlin en los volúmenes de poesía, aunque sí a modo de apéndice en otros volúmenes de la obra. El libro de 1921 de la editorial Philipp Reclam recoge la poesía hölderliniana más exhaustivamente. Aunque la fecha de publicación no figura en la edición ni en el colofón, Will Vesper data su prólogo en 1921. En su texto, Vesper indica que logró enriquecer la edición gracias a la generosidad de Friedrich Seebas, continuador del trabajo histórico-crítico de la obra de Hölderlin que inició el ya difunto Norberth von Hellingrath. Aunque dicha labor investigadora terminó en 1923, Vesper afirma que Seebas y la editorial Propylän de Berlín le permitieron acceder a la poesía completa de Hölderlin para que pudiera dar por completada la reedición del autor alemán en la casa Philipp Reclam.

Por otra parte, el sello español solía incluir en sus ediciones un pequeño prólogo firmado como «Editorial Cervantes» en el que se daban unos trazos generales de la biografía y la obra del autor. En el caso de la edición que nos ocupa, y que no es excepción, se presenta en primer lugar un apunte biográfico de Hölderlin; según Olivier Giménez López se trata de:

Cinco párrafos que son probable plagio inspirada en alguna de las ediciones alemanas de principios de siglo, cuya certera identificación, amén de imposible al no ser apuntada la fuente original, resulta intrascendente en esta ocasión.(61)

Aunque el contenido biográfico del prólogo de la editorial Cervantes se corresponde linealmente con los datos facilitados en el prólogo de Will Vesper,(62) la edición española se separa del texto alemán en la parte del prólogo en que comienza a citar las palabras de Montoliu sobre la obra de Hölderlin, y que aparecen entrecomilladas.(63)

En conclusión, la línea de trabajo aquí expuesta ha permitido una mayor aproximación a cuestiones fundamentales relativas a la traducción de Montoliu, cuales son: la datación del volumen Hölderlin publicado por la editorial Cervantes y los posibles originales utilizados por el traductor catalán, elementos estos fundamentales para proseguir con la investigación y evaluar, en este caso, el trabajo de Manuel de Montoliu, primer traductor de un volumen exento, en lengua española, del poeta alemán.(64)


NOTAS

(1) Miguel Gallego Roca, Poesía importada: traducción poética y renovación literaria en España, 1909-1936, Almería, Universidad de Almería, 1996, p. 67. Se trata de Richard M. Meyer (ed.), Die Hundert besten Gedichte der deutschen Sprache (Lyrik), Londres, Gowans & Grey, 1909.

(2) José Francisco Ruiz Casanova, Ensayo de una historia de la traducción en España, Madrid, Cátedra, 2018, pp. 566-568.

(3) No es finalidad de estas líneas presentar una imagen exhaustiva de la recepción de la literatura en lengua alemana en España. A este respecto, Isabel Hernández presenta un interesante recorrido por la traducción desde el alemán en España en el siglo XX en «¿Un amor imposible? Acerca de la traducción de la literatura alemana en España durante el siglo XX», Estudios de Traducción, 3 (2013), pp. 315-327. También Robert Pageard llevó a cabo el conocido estudio Goethe en España en 1958. Ese mismo año, Udo Rukser publicó Goethe en el mundo hispánico, que, desde luego, encuentra en Goethe una de las figuras centrales de la recepción de la literatura alemana. Y, de manera más panorámica, Bodo Müller realizó, en 1967, una exhaustiva recopilación la recepción de obras alemanas a partir del siglo XIX en el artículo «Die Rezeption der deutschen Literatur in Spanien», en Arcadia. International. Journal of Literary Culture/Internationale Zeitschrift für literarische Kultur, 1-3 (enero 1967), pp. 257-276.

(4) Novalis, Himnos a la noche. Cánticos espirituales. Fragmentos, ed. Américo Ferrari, Barcelona, Círculo de Lectores, 2001, pp. 20-21.

(5) Se trata, según Ferrari, de la traducción de A. Peris Villacampa de Diario íntimo. Himnos a la noche. Canciones espirituales. Cartas, Valencia, Horizontes, 1944.

(6) Eustaquio Barjau, «Novalis en España», en Novalis, Himnos a la noche. Enrique de Ofterdingen, Madrid, Cátedra, 1975, p. 49.

(7) De hecho, en la revista bonaerense Caras y Caretas, 1215 (14 de enero de 1922) se reseña, en la p. 20, la antología que la editorial Cervantes dedica a Novalis. Es, por lo tanto, muy probable, que la antología se realizara en 1921.

(8) Ruiz Casanova, op. cit., pp. 580-581.

(9) José Bergamín, Cruz y Raya. Antología, Madrid, Turner, 1973, pp. 491-504.

(10) Berit Balzer, «Novalis, en F. Lafarga y L. Pegenaute (eds.), Diccionario histórico de la traducción en España, Madrid, Gredos, 2009, p. 841.

(11) Eustaquio Barjau, «Rilke en España», en Rainer Maria Rilke, Elegías de Duino. Los sonetos de Orfeo, Madrid, Cátedra, 1987, p. 43.

(12) Fernando Maristany, Las cien mejores poesías líricas de la lengua alemana, Valencia, Cervantes, 1919, pp. 115-116.

(13) Barjau, op. cit., p. 43.

(14) Ruiz Casanova, op. cit., pp. 595-596.

(15) También Agustí Bartra tradujo en México, junto con su pareja, Anna Maria Murià Las historias del Buen Dios en 1961 (cfr. Ruiz Casanova, op. cit., pp. 595-596 y 622-623).

(16) Se desconoce la fecha de la traducción, pues la versión que hizo del poema de Rilke se publicó póstumamente en la antología Traducciones poéticas completas, vol. 2, Valencia, Institució Alfonso el magnánimo, 1986, pp. 451-463.

(17) Jorge Guillén, Homenaje, Milán, All’Insegna del Pesce d’Oro, 1967. Los poemas son «Encuentro en el paseo de los castaños» y «Locos en jardín».

(18) Ruiz Casanova, op. cit., p. 589.

(19) Barjau, op. cit., 43-45.

(20) Ibídem, p. 44.

(21) Ibídem, p. 47.

(22) Friedrich Hölderlin, Poemas. Las primeras traducciones al castellano por Fernando Maristany (1919) y Manuel de Montoliu (1921), ed. Anacleto Ferrer, Madrid, Hiperión, 2004, p. 23.

(23) Ruiz Casanova, op. cit., p. 565.

(24) Se trata de Die Hundert besten Gedichten der deutsche Sprache (Lyrik), selección de Richard M. Meyer, Londres, Gowans & Grey, 1909, como señala Miguel Gallego Roca en Poesía importada. Traducción poética y renovación literaria en España (1909-1936), Almería, Universidad de Almería, 1996, p. 98.

(25) Estos son Johann Matthäus Meyfarth, Paul Gerhardt, Friedrich Gottlieb Klopstock, Matthias Claudius, Johann Wolfgang von Goethe, Friedrich Schiller, Friedrich Hölderlin, Novalis, Clemens Brentano, Adelbert von Chamisso, Justinus Kerner, Ludwig Uhland, Joseph Freiherr Von Eichendorff, Friedrich Rückert, August von Platten-Hallermünde (Graf von Platten), Heinrich Heine, Nikolaus Lenau, Karl Simrock, Eduard Mörike, Eugen Höfling, Friedrich Hebbel, Emanuel Geibel, Theodor Storm, Georg Herwegh, Gottfried Keller, Hieronymus Lorm, Moritz Graf von Strachwitz, Conrad Ferdinand Meyer, Ferdinand von Saar y Friedrich Nietzsche.

(26) Gallego Roca, op. cit., p. 98

(27) Se trata de Detlev von Liliencron, Gustav Falke, Otto Erich Hartleben, Johannes Schlaf, Richard Dehmel, Maximilian Dauthendey, Arno Holz, Ricarda Huch, Hugo von Hofmannstahl, Rainer Maria Rilke y Stefan Zweig. Respecto de esta selección, Gallego Roca añade que Maristany eligió a poetas aún vivos en 1919; sin embargo, Von Liliencron murió en 1909, Falke en 1916 y von Hartleben en 1905.

(28) Gallego Roca, op. cit., p. 99.

(29) Manuel de Montoliu, «Prólogo» en Hölderlin. Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, Barcelona, Cervantes, 1921, p. 11.

(30) Ibídem, p. 12.

(31) Luis Díez del Corral, «El Archipiélago», Escorial, 8 (junio 1941), pp. 409-423; y «La poesía de Hölderlin. Estudio sobre su poema "El Archipiélago"», Escorial, 18 (abril 1942), pp. 122-140.

(32) Federico Torres Brull, Bibliografía de Manuel de Montoliu. Homenaje en sus bodas de oro con las letras, Tarragona, Talleres de Francisco Sugrañes, 1951, p. 15.

(33) Judit Fontcuberta, «Manuel de Montoliu, la necessitat de traduir», en Ramón Panyella (ed.), La projecció social de l’escriptor en la literatura catalana contemporània, Lérida, Punctum, 2007, p. 335.

(34) A él debemos Gramática de la Lengua Castellana, Barcelona, Seix Barral, 1914; Vida de Cervantes, Barcelona, Seix Barral, 1915; Literatura Castellana. Manuales de Literatura I, Barcelona, Cervantes, 1929; las notas preliminares de Fray Luis de León, Cantar de los Cantares, Barcelona, Asociación de Bibliófilos de Barcelona, 1946, y un amplio etcétera. Para más información bibliográfica, vid. Federico Torres Brull, op. cit.

(35) Xavier Pla, «L’Alemanya negra de Manuel de Montoliu» en Afers, 89 (2018), p. 5.

(36) Jaume Pòrtulas, «Manuel de Montoliu i els clàssics», en Rosa Cabré, Montserrat Jufresa i Jordi Malé (eds.), Polis i nació. Política i literatura (1900-1939), Barcelona, Societat Catalana d’Estudis Clàssics (IEC), 2003, pp. 273-280..

(37) Torres Brull, op. cit., pp. 166-171.

(38) Pla, art. cit., p.11.

(39) Fontcuberta, art. cit., p. 334.

(40) En Torres Brull, op. cit., pp. 165-167, Federico Torres Brull reúne casi todas las traducciones que Montoliu llevó a cabo desde su vuelta de la ciudad alemana de Halle; en el caso de las realizadas desde la lengua de dicho país, se encuentran las siguientes (por orden cronológico): Julio Goldstein, La Técnica (estudio de psicología social), Barcelona, Casa Editorial Estudio, 1913; Gustav Frenssen, Jörn Uhl, Barcelona, Casa Editorial Estudio, 1914; Erich Ludendorff, Mis recuerdos de la guerra (1914-1918), Barcelona, Seix y Barral, 1920; Eduard Mörike, Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, Barcelona, Cervantes, s. f.; Friedrich Hölderlin, Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, Barcelona, Cervantes, 1921; Friedrich Nietzsche, Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, Barcelona, Cervantes, s. f.; Novalis, Las mejores poesías (líricas) de los mejores poetas, Barcelona, Cervantes, s. f.; J. W. von Goethe, Las mejores Poesías de (líricas) de los mejores poetas, Barcelona, Cervantes, s. f.; Jens Peter Jacobsen, Mogens, Barcelona, Editorial Cervantes, s.f.; Karl Vossler, Historia de la Literatura italiana, Barcelona, Labor, 1925; Jens Peter Jacobsen, Maria Grubbe, Barcelona, Cervantes, 1927; Alexander Brückner, Historia de la Literatura rusa, Barcelona, Labor, 1929; J. W. von Goethe, Desdichas del joven Werther, en Breviario de la Novela de amor, Barcelona, Zodiaco, 1942, pp. 763-895; Adolf Stifter, Alta Selva, Barcelona, Montaner y Simón, 1946; Georg Timpe, Descanso en el camino: pensamiento sobre palabras del Señor, Barcelona, Herder, 1958. En el caso de Jens Peter Jacobsen, a pesar de tratarse de obras escritas originalmente en danés, para las fechas de publicación de la traducción de Montoliu ya existían al menos dos ediciones traducidas al alemán. Estas son, en el caso de Moggens, de 1913 en la editorial Insel y de 1920 en la editorial Karl Voegels. Lo mismo sucede con Marie Grubbe, que se tradujo del danés al alemán y se publicó, al menos, en la editorial Eugen Dietrichs en 1910, y en la editorial Insel, aproximadamente en 1914. Ambas novelas aparecieron, en cualquier caso, en las obras completas de Jacobsen publicadas en alemán también por la editorial Insel en 1912.

(41) Manuel de Montoliu, «Latinismo», Germania. Revista de Confraternidad Hispano-Alemana, 1, 3 (abril de 1915), p. 3.

(42) Ibídem, p. 4.

(43) Manuel de Montoliu «La Grècia Romàntica de Hölderlin», Miscelània Creixells, Barcelona, Publicacions de la Fundació Bernat Metge, 1930, pp. 117-130.

(44) Díez del Corral, op. cit., p. 17..

(45) Friedrich Hölderlin, Sämtliche Werke. Herausgegeben von Jochen Schmidt, Frankfurt, Deutscher Klassiker Verlag, 2005, pp. 1097-1098.

(46) Ibídem.

(47) Friedrich Hölderlin, Sämmtliche Werke. Herausgegeben von Christoph Theodor Schwabämmtliche Werke. Herausgegeben von Christoph Theodor Schwabämmtliche Werke. Herausgegeben von Christoph Theodor Schwab, vol. 1, Stuttgart-Tübinga, J. G. Cotta’scher Verlag, 1846, p. IX.

(48) Anacleto Ferrer, «Las primeras traducciones de Hölderlin en España», en op. cit., p. 11

(49) Ibídem, p. 11.

(50) Friedrich Hölderlin, Sämtliche Werke, ed. cit., p. 1098.

(51) Supra, nota 24.

(52) Estos son, en la edición de Gowans & Grey, «Hyperions Schicksalslied», «Die Kürze» y «Am Abend», que se encuentran en las páginas 43, 43 y 44 respectivamente; en la antología de Fernando Maristany (Las cien mejores poesías líricas de la lengua alemana, Valencia, Editorial Cervantes, 1919), dichos poemas se presentan como «Hiperión», «¿Por qué tan breve?» y «¡Oh, ponte, bello sol...!» en pp. 44-45.

(53) Los poemas de dicha edición aparecen en el siguiente orden: «Mi ideal», «Escrito en un bosque», «La inmortalidad del alma«, «A la quietud», «Antes y ahora», «Al silencio», «Grecia», «A una rosa», «A la naturaleza», «Diotima», «Al éter», «Al dios del sol», «El hombre», «¡Perdón!», «Ayer y hoy», «El amor», «El adiós», «A las parcas», «Canto del destino de Hiperión» y «Al Neckar».

(54) Ferrer, op. cit., p. 29.

(55) Federación Española de Productores, Comerciantes y Amigos del libro, Bibliografía española de 1921. Índice general por el nombre de Autores, Colaboradores y Traductores, Madrid, Imprenta de J. Fernández Arias, XXI, 19-20 (octubre de 1921), p. 93.

(56) Ferrer, op. cit., pp. 24-25.

(57) Estos son, siguiendo el orden de la selección de Montoliu, «Griechenland», «An eine Rose», «An die Natur», «Diotima», «An den Aether», «Dem Sonnengott», «Der Mensch», «Abbitte», «Ehemals und jetzt», «Die Liebe», «Der Abschied», «An die Parzen», «Hyperion Schicksalslied» y «Der Neckar».

(58) Comprendidos entre 1787 y 1790. Sigo la edición anotada de Jochen Schmidt.

(59) Supra, nota 55 y texto.

(60) Dirk O. Hoffmann, Harald Zils, «Hölderlin-Editionen», en Bodo Plachta y Rüdiger Nutt-Kofoth (eds.), Editionen zu Deutschsprachigen Autoren als Spiegel der Editionsgeschichte. Bausteine zur Geschichte der Edition, Tubinga, Max Niemeyer Verlag, 2005, p. 233.

(61) Olivier Giménez López, La primera recepción de Friedrich Hölderlin en la literatura española (1919-1936), tesis doctoral, Tarragona, Universitat Rovira i Virgili, 2008, p. 94. Disponible en <https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/8794/Olivier.pdf?sequence=1>. [Consultado: 12 septiembre 2018.]

(62) En la edición de Cervantes, pp. 5-9.

(63) Ibídem, pp. 10-18.

(64) Este trabajo tendrá continuación en esta misma línea de investigación con otras traducciones históricas de la poesía de Hölderlin en español, tales como Cernuda-Gebser (1935), Díez del Corral (1942), Valverde (1949) y Bofill-Gutiérrez (1949). Referente a la primera de ellas, una aproximación inicial fue mi trabajo «Luis Cernuda, Hans Gebser y Friedrich Hölderlin: Perfiles de una investigación en marcha», Eu-topías, 12 (otoño 2016), pp. 41-60. Disponible en <http://eu-topias.org/luis-cernuda-hans-gebser-y-friedrich-holderlin-perfiles-de-una-investigacion-en-marcha>. [Consultado: 10 septiembre 2018.]


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