La torre de Babel (1)
1 Todo el mundo era de un mismo lenguaje e idénticas palabras. 2 Al desplazarse la humanidad desde oriente, hallaron una vega en el país de Senaar (2) y allí se establecieron. 3 Entonces se dijeron el uno al otro: «Ea, vamos a fabricar ladrillos y a cocerlos al fuego.» Así el ladrillo les servía de piedra y el betún de argamasa. 4 Después dijeron: «Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos,(*) y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra.»
5 Bajó Yahvéh a ver la ciudad y la torre que habían edificado los humanos, 6 y dijo Yahvéh: «He aquí que todos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el comienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les será imposible. 7 Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su lenguaje, de modo que no entienda cada cual el de su prójimo.» 8 Y desde aquel punto los desperdigó Yahvéh por toda la haz de la tierra, y dejaron de edificar la ciudad. 9 Por eso se la llamó Babel; porque allí embrolló (3) Yahvéh el lenguaje de todo el mundo, y desde allí los desperdigó Yahvéh por toda la haz de la tierra.
NOTAS
(1) Este relato «yahvista» da una explicación distinta de la diversidad de los pueblos y de las lenguas. Es el castigo de un pecado colectivo que, como el de los primeros padres, 3, es también un pecado de orgullo (v. 4). La unión sólo quedará restaurada en Cristo salvador: milagro de las lenguas en Pentecostés, Hch 2 5-12, asamblea de las naciones en el cielo, Ap 7 9-10.
(2) Babilonia, véase 10 10 ; Is 11 ; Dn 1 2.
(3) «Babel» se explica por bll (o blbl) «embrollar». El nombre de Babilonia significa en realidad «puerta de Dios».
(*) La tradición ha quedado unida a las ruinas de esas elevadas torres con pisos que se construían en Mesopotamia como símbolo de la montaña sagrada y altar de la divinidad. Los constructores habrían buscado un medio de hallar a su dios. Pero el yahvista ve en ello la empresa de un orgullo insensato. Este tema de la torre se combina con el de la ciudad: es una condena de la civilización urbana, cf. 4 17+. Nota de la nueva edición «totalmente revisada y aumentada» de 1977, que sigue la nueva edición francesa de 1973.
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